La religión yoruba tiene como enfoque fundamental el
honrar a los ancestros y esto va a ser de generación en generación. Teniendo
formas muy distintivas y particulares para poder entender la vida, la muerte,
el tiempo, la comunidad y la familia. Un ancestro solo puede ser recordado
cuando vivió una vida ejemplar, pues los primeros humanos fueron elegidos por
su buen carácter, para continuar la obra terrenal que hacían los dioses. Estos
primeros humanos, que por el poder y la sacralidad que se les otorgaba eran
conocidos como orishas, quienes fueron los primeros miembros de un linaje que
triunfaría con el tiempo. Este buen carácter se puede entender como: respeto
por los mayores, lealtad a los padres, honestidad, devoción, disposición a
ayudar, valentía, solidaridad y otros aspectos positivos.
En esta religión hay orishas, también llamados oricha y orishá,
que son seres espirituales, que muchas veces son considerados dioses en esta
religión, aunque son retratados o representados por el rey Olodumare, también conocido como Olodumare-Oloorun u Olofin.
Los Orishas existen para ayudar a las personas a alcanzar la meta de la
autorrealización, pero estos seres no son perfectos. Dicen que hay 400+1 como
una forma de explicar que hay incontables. Sin embargo, hay siete principales: Eleguá,
Obatalá, Shangó, Oggún, Orula, Yemayá y Oshún. Un creyente y estudioso de la
religión puede entender que dentro de este grupo de orishas se encuentran todos
los aspectos de la vida humana.
A continuación, una muy breve descripción
de estos siete orishas:
- Obatalá, es el más antiguo de los orisha y
creador de los humanos, los cuales fueron esculpidos en arcilla, al igual que
en la religión judía. Es conocido como el rey de la lógica y de la paz. Promueve
el uso de la diplomacia y la razón para resolver las disputas y suele actuar de
mediador entre las demás deidades. De igual forma, es el protector de las
personas con compromisos cognitivos y de los adictos. Obatalá se sincretiza con
Jesús, San Sebastián y Nuestra Señora de las Mercedes. Suele ser asociado a
Jesús porque ambos representan la sabiduría y la pureza, y por el hecho de ser
los primogénitos de grandes dioses.
- Eleguá, también conocido como Esú, Eleda o
Elegbara, es el mensajero del destino, es decir, de Orula, puesto que habla
todas las lenguas humanas. Es asociado a las entradas, los caminos y, sobre
todo, a las encrucijadas, de las cuales es el patrón. Este orisha también
representa el nacimiento y la muerte (alfa y omega), por lo que se sincretiza
con el Santo Niño de Atoche (que simboliza la infancia) y con San Antonio de
Padua (que simboliza la vejez).
- Shangó es el dueño del rayo, del trueno y del
fuego. Suele asociarse a la danza, especialmente al baile de tambor. Se
relaciona con Santa Bárbara porque esta es la protectora contra los rayos.
- Oggún, es un guerrero. Es representado como
un herrero que crea herramientas y armas. Además, es el padre de la tecnología
y suele ser asociado a San Pedro porque este sostiene llaves de metal, y Oggún
es un herrero.
- Oshún es la más joven de los orisha. Esta es
la deidad de la belleza, el amor, la prosperidad, el orden y la fertilidad, y
representa la gracia femenina. Es la protectora de los pobres y la madre de los
enfermos, así como la reina de los ríos y otras aguas dulces. Es representada
por la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba.
- Orula, es el orisha de la adivinación. Al
igual que Eleguá, conoce los patrones del destino y, por ende, puede ser
consultado para descubrir lo que depara el futuro. Es el patrón de la religión
ifá, compuesta por babalaos, sacerdotes a los que se les atribuye la habilidad
de la clarividencia. Orula es asociado a San Francisco de Asís por razones
desconocidas.
- Yemayá, es la madre y la protectora de todos
los seres vivos, la reina del cielo, de la tierra y de las aguas. Habita en el
océano. Este orisha se
relaciona con Nuestra Señora de la Regla, por ser la patrona del mar.
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